Acostumbrados a las ganaderías y fincas que van pasando de generación en generación, dos jóvenes emprendedores decidieron incursionar en este mundo.
Sebastián y Manuela rodeaban los 20 años cuando se conocieron, coincidieron en sus estudios superiores: zootecnia; desde allí empezaron a trabajar en diferentes emprendimientos, cada idea que tenían la convertían en una realidad, fueron aprendiendo de negocios y creando un capital. Pero algo tenía claro Sebastián: Él tendría una finca ganadera, tal y como había soñado desde que era un niño, pero había una condición, debía ser de cría de su raza favorita: Aberdeen ANGUS.
"Mami, cuando yo sea grande, quiero estudiar para ser el mayordomo de la finca" – Sebastián Carmona Gómez.
Mientras cursaban la universidad, iban aprendiendo cada vez más y más sobre ganadería; el amor de Sebastián por ésta, se volvía cada vez más grande, a tal punto que logró que Manuela también se volviera una apasionada y enamorada de la ganadería, y por supuesto, de la raza ANGUS. Ambos, siendo muy ansiosos y determinados, antes de culminar sus estudios, ya habían comprado a quienes serían sus tres novillas fundadoras. Aún sin finca, sólo con un espacio prestado, sin equipos e implementos básicos para la ganadería, y sólo con el conocimiento teórico se embarcaron en este viaje.
Montando una ganadería desde cero
El inicio de la ganadería
Sebastián y Manuela estaban apasionados con su nuevo proyecto, leían y estudiaban cada día diferentes maneras de llevar a cabo este sueño. Poco a poco, sin darse cuenta, Manuela se empezó a enfocar más en la parte administrativa de lo que se convertiría más adelante en una empresa, y Sebastián empezó a ampliar sus conocimientos en reproducción bovina. Con el paso del tiempo, con sus ahorros y ayuda de algunos familiares, fueron consiguiendo unos instrumentos básicos que les permitirían seguir con este sueño: brete-báscula ganadera, kit de inseminación, semen bovino, medicamentos para su botiquín de emergencia, todo lo relacionado a cercas eléctricas, entre otras cosas.
Sebastián aprendió a realizar Inseminación Artificial, ambos encontraron un plan de sincronización de celos, para realizar Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF), que se ajustaba a sus necesidades, y sin más ni menos empezaron ellos solos a realizar las inseminaciones, al principio no fue fácil, no eran muchas las preñeces efectivas, cada vez la empresa requería mayor capital de inversión, se enfermaron animales, y se presentaron cientos de obstáculos y problemáticas, como en cualquier emprendimiento, o hasta en cualquier empresa ya formada. Sin embargo, siempre siguieron adelante, luchando por ese sueño que ambos habían construido juntos.
Con el tiempo, fueron adquiriendo más animales (compras y nacimientos), y llegaron a un punto donde ya no era posible continuar en ese predio que les habían prestado durante meses, o tal vez años. Fue entonces cuando decidieron alquilar un predio que soportara su inventario, que para ese entonces era de ocho animales, pero donde además tuvieran la capacidad de crecer su hato por un buen tiempo.
El crecimiento del aprendizaje
Inicialmente las cosas no fueron nada fáciles, ahora tenían que pagar un costo por cada animal, determinado por su consumo de pasto; adicionalmente debían entrenar a un trabajador que no tenía conocimiento ni experiencia en ganadería (teniendo en cuenta que ellos también se encontraban en proceso de aprendizaje); además debían realizar varias adecuaciones al predio, pues este nunca había sido usado para tal fin; y debían a su vez realizar una mudanza un tanto tediosa. Por ahora todo indicaba gastos y aún no se generaban ingresos, pues todavía eran pocas las crías que habían nacido, además éstas se encontraban en proceso de crecimiento y adicionalmente, ellos tenían como propósito retener todas las hembras para ir aumentando su inventario.
Estar en un sitio arrendado tampoco era tan ideal como en un inicio ellos pensaron, lógicamente debían acoplarse al manejo que exigía el propietario del predio, pero esto a veces interfería con sus actividades, con su logísitca y con su forma de manejar las cosas.
Aún así, siempre disfrutaron el proceso, fueron creciendo poco a poco su hato, fueron aumentando sus conocimientos, corrigiendo procesos, adquiriendo nuevas ideas y objetivos, además empezaron a ser conocidos en el gremio.
Estuvieron allí establecidos durante unos pocos años, pero el espacio arrendado empezaba a quedarse pequeño; su meta a corto plazo era conseguir un terreno propio, pero este era un tema complicado...
El montaje real de la finca y la ganadería
De tanto imaginarlo, pedirlo, desearlo y visualizarlo, se cumplió: el terreno propio que tanto anhelaban se convirtió en una realidad. Eran unas por otras, ahora no estarían tan cerca de la ciudad; para poder pagar el crédito bancario de la compra del predio, debían trabajar ellos mismos en la finca, no existía la posibilidad de contratar a nadie, debían ahora sí, comenzar el montaje de un predio ganadero desde cero. No había cercos, no había divisiones, no había siquiera una infraestructura donde encerrar o pesar al ganado; además el trabajo que necesitaba el suelo era enorme. Pero tenían lo más importante: la motivación y las ganas de seguir adelante, y así llevar a cabo su sueño.
Llegaron a un terreno que necesitaba de su absoluta intervención, pero que a la vez era un lienzo en blanco para ellos hacer todo como lo deseaban o necesitaban, completamente a su gusto, bajo sus ideales y aprendizajes.
Fueron seis los meses que tardaron en realizar el montaje inicial de la finca, trabajaron día y noche sin cesar. En el día enterraban estacones; trazaban linderos; instalaban alambres, puertas, aisladores y demás; sembraban árboles; eliminaban arbences; creaban un sistema de acueducto; transportaban materiales para construir las instalaciones adecuadas para un ganado de alto peso como el ANGUS; entre muchas otras funciones que posiblemente ya olvidaron. Mientras tanto, en las noches, planeaban; trazaban potreros en los planos de la finca; ideaban el sistema de acueducto; compraban materiales; se instruían sobre temas desconocidos para ellos, como la instalación de cercas eléctricas; sacaban costos de instalación; registraban los datos importantes; y por supuesto, algo de tiempo dejaban para descansar. Trabajaron bajo fuertes soles y densas lluvias, pero el clima y el cansancio físico y mental, nunca fueron un impedimento para ellos, tenían claros sus objetivos, y muchísima más clara la meta. Paso a paso lograron realizar todo el montaje de la infraestructura del predio; con el tiempo y mucha dedicación, los suelos y por consiguiente los pastos se fueron recuperando y finalmente llegó el día en que el lugar estaba listo para recibir a los animales en su nuevo hogar.
El nuevo comienzo de Ganadería San Ángel
Desde el embarque, pasando por el trasporte, el desembarque, el recibimiento de los animales, hasta el ingreso al primer potrero, todo fue perfecto, todo pasaba como una película de fantasía, las vacas corrían de felicidad a lo largo del potrero conociendo el nuevo sitio, su nuevo hogar. Esa imágen, difícil de olvidar, realmente no tiene precio.
Manuela y Sebastián ahora debían encargarse día a día de sus animales, al mismo tiempo que terminaban de ultimar detalles de infraestructura, realizaban también las respectivas rotaciones, alimentaban su hato, atendían partos, mejoraban procesos, corregían errores y trabajaban día y noche incansablemente. Pasaron seis meses donde la pareja estuvo al tanto de todo el manejo de su finca, además de consolidarse como empresa y organizarse más administrativa y financieramente. Luego de transcurrido este tiempo, sin esperarlo, por necesidad, pero todavía cortos de capital, contrataron a su primer trabajador: Elkin, el encargado hasta el día de hoy de la empresa ganadera que se fue contruyendo con los años.
A hoy, la carga física (no la mental) de ambos ha disminuído notablemente, ahora pueden estar más pendientes de los procesos gerenciales y administrativos, de la parte técnica a la que están enfocados sus estudios. Se han ido capacitando en diferentes aspectos, acreditando la empresa en otros tantos, ahora son más reconocidos en el gremio, han participado en ferias ganaderas y tienen un sinfín de objetivos ambiciosos por delante, pero esto es algo que se irá tratando en estos espacios con el tiempo.
Ésta es la historia de cómo dos jóvenes emprendedores, lograron consolidar lo que hoy consideran una empresa ganadera, sin ninguna tradición familiar, con mucho apoyo, pero también con mucho esfuerzo y dedicación, prácticamente como se dice coloquialmente: "Trabajando con las uñas." Fácil no ha sido, fácil no será, ni para ellos, ni para nadie, pero lo que sí, es que es posible.
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